¿ES BUENO “NEGOCIAR” CON LOS HIJOS?
Fuente: Diario Mi Hijo Ed. 56Educar no es una tarea fácil. Cuando son bebés, los padres controlan la mayoría de sus necesidades, pero a medida que los hijos crecen y adquieren grados crecientes de autonomía empiezan a poner a prueba este control y los límites, muchas veces haciendo algo distinto a lo que se les ordena. Se vuelven desafiantes y oposicionistas, así que debemos aprender a tener paciencia y ser más tolerantes.
Un recurso que utilizan mucho los padres es la negociación. Es una buena herramienta en la medida que se tengan las reglas claras. A través de una correcta forma de negociar, los niños aprenderán a tomar compromisos (acuerdos que se deben cumplir), y entenderán qué cosas son negociables y cuáles no.
La negociación sirve para resolver conflictos y buscar soluciones beneficiosas para todos. Implica escuchar y conocer sentimientos, analizar deseos y puntos de vista de cada parte. Los niños se sienten considerados, y ven que sus ideas también cuentan y aprenden a que también pueden tomar decisiones.
Pero cuando la negociación se usa indebidamente, sin considerar los puntos de vista de la contraparte, puede convertirse en un chantaje. “Si no me dejas salir, pondré la música a todo volumen”; “si no me das dinero, no estudiaré después”. Esto es muy peligroso, ya que significa que la relación entre padres e hijos dejó de funcionar y se transformó en descalificación al otro. En estos casos no hay cabida para la negociación y no se debe ceder hasta que el niño o adolescente aprenda a negociar con equidad, entendiendo que existen responsabilidades y deberes ineludibles. Negociar es una manera de crecer, de desarrollo personal. La negociación sirve para que ambas partes se beneficien, no solo una, o pasamos a una dinámica de chantaje.
Para que los niños no se confundan, deben interiorizar desde pequeños lo que se puede y lo que no se puede negociar, y los padres no pueden cambiar de criterio arbitrariamente según el estado de ánimo; se debe ser consecuentes siempre, sabiendo que actuar con equidad es lo mejor para formar buenas personas, para que en su vida adulta se relacionen con los demás dentro de aquellos límites de comportamiento social que les ayudará a ser más felices.