EDITORIAL
CORONAVIRUS Y SALUD DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES (NNA)
Estimados amigos de El Estetoscopio, reciban ustedes un cordial saludo de parte del Directorio SOCHIPE.
Ya transcurridos cuatro meses de esta pandemia por COVID-19 en Chile, y observando sus consecuencias, podemos hacer un comentario o balance preliminar de las repercusiones en la salud de nuestros niños, niñas y adolescentes (NNA).
Desde los primeros reportes (por la experiencia de países que nos precedieron en el inicio de la pandemia), se predijo que en NNA esta enfermedad se mostraba menos grave que en los adultos, en muchos casos, más bien asintomática, o con un compromiso respiratorio agudo leve o moderado con baja hospitalización o mortalidad. Esto nos llevó a someterlos a un confinamiento prolongado (cuatro meses, desde que cerraran los establecimientos escolares), como una medida de protegerlos, pero también para disminuir la movilidad y, por ende, disminuir la posibilidad de propagación mayor de este virus.
¿Qué podemos decir hoy (al cierre de esta edición), después de estos cuatro meses, respecto de la repercusión en NNA?
Que a pesar de este confinamiento prolongado tenemos un número muy elevado de contagios en menores de 19 años, a la fecha un poco más de 22.000 casos, lo que representa el 8% del total de contagiados a nivel nacional. Esta cifra es superior a lo reportado por nuestros países vecinos (1 a 2.5% del total de contagiados).
Respecto de la gravedad, según la Encuesta Nacional de la Rama de Intensivo Pediátrico de SOCHIPE, a la fecha actual 238 pacientes pediátricos COVID-19 han egresado de nuestras unidades de pacientes críticos pediátricos, 234 vivos y 6 fallecidos, 61 de estos pacientes ha requerido soporte ventilatorio y 61 ha presentado Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico (PIMS) o Síndrome Inflamatorio Multisistémico Asociado a COVID-19 (SIM-C). Además, en últimas semanas, ha existido un aumento en la última cifra de PIMS/SIM-C de la Encuesta Nacional de la Sociedad Chilena de Infectología, con 90 casos pediátricos (al 13 de julio), con un promedio de edad de 9 años.
Respecto de la mortalidad, la cifra que más nos preocupa es la de 39 pacientes fallecidos menores de 20 años con COVID-19 confirmados o sospechosos -14 confirmados y 25 sospechosos-, (Fuente: DEIS, MINSAL 09/07/2020). Esta cifra, desgraciadamente, es muy superior a la de nuestros países vecinos. De los 14 confirmados, 7 de ellos han sido a nivel hospitalario, 6 de los 7 con comorbilidad importante (cardiopatía congénita operada, prematurez/desnutrición, leucemia con trasplante medular, síndrome hipotónico con traqueotomía y 2 pacientes con limitación/adecuación de esfuerzo terapéutico).
De los 39 pacientes fallecidos más del 50% (20) son menores de 2 años, y casi el 100% son de comunas de alto riesgo social. Esta cifra de 39 fallecidos menores de 20 años nos llevó a reunirnos recientemente con Comisión de Infancia del Senado donde solicitamos que nos ayuden a caracterizar descriptivamente a estos NNA para conocer la comorbilidad y las posibles determinantes sociales en estas muertes. Nos preocupa y ocupa que tenemos tasas de contagio y de mortalidad mayores que nuestros países vecinos.
Lo anteriormente relatado tiene que ver con un análisis numérico muy preocupante en lo inmediato. Pero, por otro lado, también a mediano y largo plazo estamos muy preocupados de las repercusiones de esta pandemia y del confinamiento prolongado sobre la salud mental de los NNA, con seguridad relacionado al hacinamiento, la violencia intrafamiliar y los abusos de los NNA confinados. Sin duda que habrá un impacto social por esta pandemia y su estrategia de enfrentamiento sobre todas las familias, pero por sobre todo en los NNA de aquellas familias más vulnerables: trastornos del desarrollo en las edades menores, carencias en la alimentación, malnutrición por exceso o por déficit, falta de ejercicio, y escolaridad deteriorada y marcadamente inequitativa.
Todo lo relatado nos lleva a la reflexión de que se hace cada vez más urgente un “enfoque social integral” para detener esta pandemia, pero por sobre todo para aminorar o enfrentar las repercusiones sanitarias y principalmente sociales sobre nuestros NNA.
Para terminar, no puedo dejar de hacer una segunda reflexión, saliéndome del tema COVID-19. Hacia finales del siglo XX el trabajo mancomunado de científicos, investigadores, equipos salud y autoridades sanitarias, dio como fruto la superación de la desnutrición infantil y, con ello, la disminución de la mortalidad infantil a cifras comparables con países desarrollados. Ahora, el desafío es que esos años de vida ganados sean vividos con calidad. Es una tarea compleja. El Programa de Alimentación Complementaria (PNAC) y el Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI), son continuamente revisados y mejorados. Por ejemplo, ya está aprobada la incorporación de la vacuna varicela en el PNI, con 2 dosis, a los 18 meses y 3 años.
Hemos avanzado mucho en medicina curativa. Ahora, la tarea es aún más multidisciplinaria y multisectorial, para avanzar en medicina preventiva y autocuidado. Sólo así, cada recién nacido en Chile podrá desplegar todo su valioso potencial.
Amigos, los invito a participar en esta tarea que es de todos y también de SOCHIPE.
Me despido.
Dra. Rossana Faúndez Herrera
Vicepresidente Sociedad Chilena de Pediatría, SOCHIPE.