Cartas a la Editora
Lactancia Materna
Muy interesante el artículo sobre Lactancia Materna publicado en el número de septiembre - octubre del 2006 de "El Estetoscopio".
Sin embargo el título del artículo "Decaen cifras de lactancia materna exclusiva a los 6 meses" NO CORRESPONDE a la realidad.
Por el contrario ha habido un aumento sostenido de la lactancia al sexto mes de vida según las encuestas nacionales que realiza el Ministerio de Salud, como lo muestra el gráfico adjunto.
Desconozco si hay otras fuentes de infomación, que no son mencionadas.
Comparto plenamente la preocupacion por modificar la legislación, para facilitar la lactancia en madres que trabajan fuera del hogar.
Atentamente
Dr. Eduardo Atalah
Académico de la Universidad de Chile y asesor del Ministerio de Salud
Respuesta
Hemos recibido carta del Dr. Eduardo Atalah que afirma que el título el artículo"Decaen cifran de Lactancia Materna a los 6 meses" aparecido en el último número de "El Estetoscopio" no corresponde a la realidad. Reconocemos que el título es inadecuado: las cifras de lactancia materna exclusiva a las 6 meses han tenido una sostenida alza, constatada en sucesivas mediciones realizadas entre 1993 y 2002.
La desafortunada redacción del título se basó en el documento "Efectividad del Programa de Lactancia Materna", que en su página 13 señala:
"Finalmente es importante señalar que en los dos últimos años se han estabilizado algunos de los indicadores estudiados e incluso ha habido pequeños retrocesos".
Agradecemos la aclaración del Dr. Atalah, y pedimos disculpas por haber destacado en el títular los "pequeños retrocesos" en algunos indicadores por sobre el dato más rotundo: en 1993 la prevalencia de lactancia materna exclusiva a los 6 meses era de 16% y en 2005 esta cifra aumenta a 46,1%.
Contraconcepción de Emergencia
La incorporación de la contracepción de emergencia en las políticas de salud en Chile, ha causado gran controversia a nivel científico, médico, legal y ético, debido a los posibles efectos de Levonorgestrel (LNG) en altas dosis utilizado hasta 72 horas después de una relación sexual. La controversia no se centra en su efecto al utilizarlo dentro de la fase folicular, donde la mayoría de los autores concuerdan en que actúa como anovulatorio; ni tampoco sobre su efecto en el embrión ya implantado pues no afectaría a ese nuevo ser humano. La controversia está planteada por los efectos conocidos de LNG en las dosis utilizadas sobre la motilidad tubaria, sobre la calidad y acidez del líquido endometrial, sobre la cantidad y capacidad secretoria de las glándulas endometriales y de su contenido de proteinas que participan en la adhesión del embrión y sobre los efectos en proteinas con efecto inmune sobre el embrión.; es decir los efectos entre la concepción y la implantación inclusive. La literatura científica a este respecto es amplia y existen resultados publicados en revista de corriente principal (Contraception, Fertil Steril, Human Reprod y otras) que demuestran efectos de LNG sobre el embrión en sus primeras etapas de desarrollo.
A diferencia de lo que ocurre en países donde el aborto es legal, en Chile la Constitución consagra la vida del que está por nacer ( Art. 19 Nº1, Cap III De los derechos y deberes constitucionales ), es decir desde la concepción hasta el nacimiento; los efectos antiimplantacionales, reconocidos incluso en los prospectos contenidos en los envases de estos medicamentos en paises europeos, hace de éste un método que atentaría contra el derecho constitucional antes mencionado.
En este contexto me llamó profundamente la atención del comunicado de prensa hecho por la Sociedad Chilena de Pediatría y de la Sociedad de Ginecología del Adolescente, que señala ”el mecanismo de acción del levonorgestrel como anticonceptivo de emergencia no es a través de la eliminación de una gestación, si no impidiendo que ésta ocurra. No existen trabajos científicos que demuestren que los progestágenos (levonorgestrel) sean abortivos”. Probablemente, considera la definición de aborto como la interrupción de un embarazo, es decir desde la implantación; pero no hace ninguna referencia a los efectos sobre el embrión antes de la implantación.
Creo que mientras no se aclaren aspectos tan importantes desde el punto de vista científico, las instituciones (ministerios, sociedades científicas) debieran ser más cautas y considerar todas las posiciones existentes entre sus socios. Por otra parte, dichas instituciones debieran constituirse en un lugar referente del debate científico y bioético a este respecto.
Dra. Francisca Ugarte Palacios
Endocrinóloga Infantil
Socio Activo, Sociedad Chilena de Pediatría.