EDITORIAL
El invierno: siempre una tarea compleja
Por Dr. Hernán Sepúlveda Rodríguez, Vicepresidente de SOCHIPELa llegada del invierno, con sus complejas enfermedades respiratorias, determina la saturación de los establecimientos de salud públicos y privados, con requerimientos de atención de los pacientes más vulnerables, entre ellos, los niños. Para enfrentar este desafío es vital el concepto de trabajo en equipo.
Todos los miembros del equipo de salud son importantes: personal administrativo, técnicos, enfermeras, kinesiólogos, tecnólogos y médicos. Cada uno de nosotros debe aportar con su esfuerzo, con el fin de que se mantenga lo que ya es una tradición: las bajas cifras de mortalidad infantil, situación que es un orgullo nacional. Trabajar en equipo, por lejos facilita el quehacer, permitiendo resistir la presión asistencial de mejor manera. De este modo, serán beneficiados los pacientes.
Sin embargo, más allá del enfrentamiento directo de las patologías de invierno, el pediatra tiene una función primordial, cual es contribuir a la educación de los padres, en relación a prevención y cuidado de los niños. Debemos dar amplia difusión a los conceptos de autocuidado, orientación acerca de cuándo y dónde consultar, de manera que evitemos esas largas esperas en los servicios de urgencia, con patología banal que entorpece la labor diaria, saturando los sistemas de atención de emergencias. La mayor parte de esos requerimientos de atención, podrían ser cubiertos por horas programadas, tanto públicas, en los Servicios de Atención Primaria de Urgencias -consultorios-, como en los sistemas privados electivos. Debemos orientar a los padres en los “signos de alarma” que se difunden en distintos medios, pero cuando son entregados por el pediatra probablemente el impacto educativo sea mayor.
En cuanto al calendario de inmunizaciones, ¿cuántas veces lo retrasamos sin justificación, por mínima patología intercurrente? ¿Cuántas veces hemos escuchado grupos que cuestionan las vacunas, desconociendo el gran aporte que han tenido en los logros sanitarios del país? Cuesta entender el concepto errado de muchas madres en relación a la vacuna antigripal, tanto en sus efectos, como en la oportunidad de administrarlas.
¡Nuestro compromiso en reforzar y defender estos programas debe ser enérgico!
Finalmente, la educación en estos días también debe orientarse a los factores de riesgo de infecciones respiratorias modificables, como son los ambientales. No sólo la autoridad se debe preocupar de la contaminación; nosotros debemos preconizar un ambiente sano, con calefacción lo menos contaminante que se pueda, aunque conscientes de que genera costos relevantes para las familias. Pero la contaminación intradomiciliaria va más allá. El humo del tabaco es una epidemia que está atacando fuertemente a nuestra población, a los jóvenes y a las futuras madres. Esto impregna los ambientes de los niños, que ven amenazado su potencial respiratorio por esta noxa, que no tiene lógica alguna.
Los pediatras debemos educar y manifestar firmemente, desde la perspectiva de nuestros pacientes, nuestro rechazo al tabaquismo y al derecho de todos a un aire limpio.