COVID-19 E INFANCIA: ¿CÓMO CUIDAR NUESTRA SALUD MENTAL DURANTE LA CUARENTENA?
Fuente: Diario Mi Hijo Ed.69La pandemia mundial de coronavirus SARS-CoV2, cuya enfermedad es el COVID-19, ha hecho que las autoridades sanitarias de cada país tomen determinadas medidas para tratar de evitar al máximo la propagación del contagio. Las más comunes son insistir en el correcto aseo de manos, el distanciamiento social, la cuarentena y el aislamiento, que han demostrado funcionar y parecen ser la gran solución mientras se desarrolla una vacuna para este nuevo virus.
Ahora bien, estas tan necesarias medidas de aislamiento, tienen un gran problema: afectan de manera especial a la salud mental, ya que algunas personas pueden experimentar ansiedad, preocupación o miedo, debido a la situación estresante que vivimos.
Tal como sucede con los adultos, los pequeños también viven un período complicado. Aunque están todo el día en casa, no son unas vacaciones, y han cambiado radicalmente su estilo de vida: ya no van al colegio, las clases son a través de dispositivos, ya no salen a jugar al parque, están sin ver a los amigos y familiares, y un sinfín de cambios que conllevan preocupación y ansiedad.
En gran parte, la capacidad individual para enfrentar el estrés, así como el contexto y apoyo familiar, serán factores que influirán en cómo sobrellevemos estos días. Por ello, les ofrecemos una pequeña guía para orientar y ayudar a nuestros hijos e hijas a hacer frente este escenario.
¿Cómo gestionar las emociones?
Primero, debemos VALIDAR las emociones ya que podemos sentir muchas cosas diferentes:
- Miedo por lo que pueda pasar.
- Rabia por estar encerrados.
- Impotencia por depender de decisiones de otros.
- Alegría por estar con la familia.
- Angustia.
- Aburrimiento.
Todas estas sensaciones son aceptables y es muy importante poder conversar abiertamente sobre todas ellas, ya que hablar de lo que a uno le pasa ayuda a elaborar las emociones. Para ello, resulta más fácil que empiecen los adultos a plantear cómo se sienten ellos y después formular preguntas abiertas:
- ¿Qué de lo que está pasando te preocupa? ¿estás asustado?
- ¿Qué es lo más difícil para ti de estar en cuarentena?
- ¿Cómo podríamos hacer que este tiempo sea más llevadero?
Esto es nuevo para todos, por lo que debemos facilitar los espacios para conversar de lo que ocurre. No debemos tener miedo a mostrar nuestra preocupación, pero siempre demostrando que, si se toman las medidas adecuadas y las seguimos de forma estricta, estaremos bien.
Es importante que los niños expresen sus frustraciones, miedos y temores. Como padres o cuidadores, debemos estar allí para escucharlos, que digan lo que necesitan y tranquilizarlos. En internet existen muchos recursos (cuentos, vídeos y actividades) que pueden ayudarles a acompañar a sus hijos en estos momentos difíciles, algunos de los cuales puedes revisar en esta misma edición.
Familia y etapa de desarrollo
Sin duda, la edad del niño y madurez influirán mucho en cómo afrontará el aislamiento. En adolescentes, se puede justamente aprovechar esta crisis para favorecer su maduración. Para ellos, lo más probable es que su mayor preocupación sea no poder salir de casa o no ver a sus amigos o parejas. Hay que comprender que eso viene de un cerebro en construcción, ya que en esta etapa el grupo de pares es muy importante. Además, es un periodo muy egocéntrico, lo que no significa que sean egoístas, sino que están más pendientes de como las circunstancias les afectan. Deben tener muy claro desde dónde viene el malestar y ayudarle a manejarlo.
Pueden buscar en conjunto actividades que los ayuden a usar su energía: ejercicios, competencias, juegos y descubrir que los padres pueden jugar y disfrutar con ellos puede ser una sorpresa agradable.
Este tiempo puede favorecer a estrechar vínculos, permitiendo una mejor relación futura y mayor confianza. Estar encerrados juntos es también una oportunidad para reforzar lazos.
Estar en contacto con las personas en las que uno confía es la mejor forma de reducir la ansiedad, la depresión, la soledad y el aburrimiento durante un aislamiento social por cuarentena, por lo que se pueden buscar formas para que los pequeños y/o adolescentes interactúen con sus amigos. No es recomendable que salgan a jugar a la calle ni que visiten a sus amigos, pero se les puede ayudar a tolerar el encierro facilitando encuentros sociales virtuales con sus pares. Eso sí, sin olvidar que hay que supervisar con quien se comunican.
Y los adultos, también puede que estemos angustiados con la situación y estemos menos tolerantes y más irritables. Para ello, podemos buscar apoyo y contención con nuestros propios grupos de amigos y familiares.
Supervisar la información
La percepción pública del riesgo de una pandemia de este tipo, es muchas veces difusa y poco clara. Debe mantenerse al día sobre lo que está ocurriendo, pero evitando la sobreexposición a los medios de comunicación. Evita que tus hijos miren continuamente las noticias puesto que esto incrementará su ansiedad y preocupación. Recuerda que los niños son muy sensibles a lo que oyen y ven en televisión. Habla con ellos, pero adaptando la información a su edad y nivel de comprensión.
Es importante supervisar la información a la que acceden los niños, ya que es probable que tengan muchos datos obtenidos de las redes sociales. Los niños pueden malinterpretar lo que escuchan y pueden asustarse por algo que no entienden. Debes explicarles que traten de informarse por canales formales para contrastar lo que saben, y buscar activamente instancias de conversación del tema. No es aconsejable que miren indiscriminadamente en internet, sino acudir a páginas oficiales del Ministerio de Salud. Las redes sociales están llenas de falsedades y engaños que lo único que conseguirán es confundirle y generar desconcierto y ansiedad. Pueden ver juntos videos o los datos que tengan para luego comentarlas.
Tener rutinas
Se debe crear una estabilidad temporal, ya que en tiempos de aislamiento se suele perder la noción del tiempo. En tiempos de vacaciones es permisible, pero en la vida cotidiana es necesario establecer una rutina que les permita a los pequeños estar ordenados. No necesariamente debe ser rígida, pero sí debe haber temporalidad que puede estar mediada por eventos del día a día como el desayuno, el baño, el almuerzo y la cena.
Sueño:
- Regular ciclo sueño-vigilia: levantarse antes de las 9:00 y acostarse antes de las 22:00 para escolares y 20:00 o 21:00 para preescolares.
- Es necesario estar expuestos a la luz del día al menos 30 minutos, eso nos cuida el ánimo y disminuye la ansiedad.
- Evitar siestas excesivas, y si duermen que sea un tiempo acotado (máximo 30 minutos).
Alimentación:
- Favorecer una comida saludable: la comida rica en grasas favorece la ingesta de calorías en exceso, lo que facilita subir de peso más de lo recomendable.
- Aprovechar el momento de cocinar para compartir… ¡recordemos que hay que aprovechar de fortalecer el vínculo padres-hijos!
- Tener horarios de comida ordenados en que coma toda la familia junta.
- Recordar que la hora de comida no es momento de discusión, sino de disfrutar la compañía.
Redes sociales e internet:
- Es tiempo de flexibilizarse.
- Es esperable que en estos días pasen más tiempo frente a las pantallas.
- Debe haber un límite conversado con ellos y separar lo que es tiempo de estudio y tiempo de estar con pares.
- Supervisar contenidos que puedan angustiarlos o ponerlos en riesgo.
Recordar que la luz azul de las pantallas puede alterar el sueño, por lo que se les debe poner un límite en el horario de la tarde–noche.
Ejercicio:
- Creen rutinas de ejercicios de algo que les guste: baile, preparación física, yoga, o lo que se pueda en el espacio que tengan. El mejor ejercicio es el que se hace.
- Existen muchas opciones en internet que ayudan en esto.
- Hacer ejercicio al menos 2 horas antes de dormir.
Desarrollo espiritual:
- Si tienen alguna creencia religiosa incluirlo en el tiempo para desarrollarla diariamente.
- Meditación o mindfulness: puede disminuir la angustia o la ansiedad.
Escolar:
- Definitivamente no será el tiempo en que aprendan más cosas del colegio.
- Estudiar las tareas enviadas 3-4 horas al día, no más.
- Favorecer aprendizajes de temas diferentes según con lo que cuenten en la casa.
Formativo:
- Darles un tiempo diario de desarrollo artístico: pintar, dibujar, collage, bordar, tejer, esculpir, leer, escribir, tocar instrumentos, crear música… Hay infinitas opciones que desarrollan en nuestro cerebro y nos ayudan a estar menos estresados.
Por lo tanto, hacernos una rutina diaria ayuda a organizarnos, pero también a sentirnos contenidos al saber a priori cuáles son nuestras actividades del día. Una recomendación de horario para los niños y/o adolescentes. Por ejemplo:
Para papás y mamás
Recuerda que los niños y adolescentes reaccionan, en parte, a lo que observan en los adultos que los rodean. Si manejan el tema del COVID-19 con calma y seguridad, pueden dar el mejor apoyo a sus hijos.
No todos los niños y adolescentes responden al estrés de la misma forma, por lo que debes estar atento a los siguientes cambios de conducta:
- Llanto o irritabilidad excesiva en niños más pequeños.
- Volver a comportamientos que ya habían superado (como no llegar al baño a tiempo o mojar la cama).
- Preocupación o tristeza excesiva.
- Hábitos de alimentación o sueño poco saludables.
- Irritabilidad y "berrinches" en adolescentes.
- Bajo rendimiento en las exigencias académicas on line.
- Problemas de atención y concentración.
- Abandono de actividades que antes disfrutaba.
- Dolores de cabeza o dolor corporal sin motivo.
- Consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias.
¿Cuándo consultar?
Es posible que mantenerse encerrado facilite la aparición de síntomas ansiosos e incluso depresivos. Se recomienda consultar a un especialista si:
- Los síntomas de tristeza y desánimo son muy intensos y duran más de 2 semanas y se presentan la mayor parte del día.
- El miedo y la preocupación generada por la situación se sienten durante gran parte del día y no se pueden calmar a través de una conversación o actividades relajantes.
- La ansiedad se presenta en momentos de crisis, con palpitaciones, sudoración, mucha angustia o temor.
- Se ven alterados los ritmos biológicos: no logra dormir bien, disminuye o aumenta mucho el apetito, tiene muy baja energía durante el día, y esto persiste por al menos 2 semanas.
- Tiene antecedentes de trastornos psiquiátricos y estos se han visto empeorados en este período.
- Aparecen síntomas cognitivos: no logra concentrarse, nota muy alterada su memoria o su capacidad de aprendizaje.
- Cualquiera de estas situaciones pueden ocurrir en forma aislada o en conjunto.
Nota: Artículo basado en el documento “Cómo cuidamos nuestra salud mental durante cuarentena”, desarrollado por el Centro de Adolescencia de Clínica Alemana.