SOCHIPE INSTA A LAS AUTORIDADES DE SALUD A REGULAR FRAUDES COMO EL "AGUA MILAGROSA" PARA "CURAR" AUTISMO
Fuente: SOCHIPEUn grupo de padres, en su búsqueda desesperada de un remedio, administran esta sustancia que puede causar graves quemaduras e incluso la muerte de sus hijos, alentados por charlatanes que los engañan con falsas curaciones.
El autismo es una discapacidad del neurodesarrollo que no se ve. Que se diagnostica tarde, aunque se están haciendo grandes avances. Y algunos padres ante una situación que desconocen, que no pueden controlar y al carecer de la información necesaria, actúan de forma peligrosa y temeraria con el fin de curar a sus pequeños, incluso a los menores de dos años. Esto es lo que está ocurriendo en el mundo y que hoy está presente en nuestro país: muchos padres desesperados están intentando combatir el autismo administrando a sus pequeños lejía, o como lo llaman, Agua Mineral Milagrosa (MMS) poniendo en riesgo la vida de sus hijos. Los trastornos del Espectro Autista son discapacidades que no se curan, y cualquier remedio que prometa acabar con ellos es un fraude. Los expertos alertan de que este temerario tratamiento puede acabar exponiendo a riesgo vital a los pequeños o provocándoles graves quemaduras en boca, faringe y vías aérea y digestiva.
La promesa del Agua Mineral Milagrosa (MMS) viene desde 2010. Se trata de un compuesto que está prohibido en Europa por la Agencia Europea de Seguridad de Medicamento, que establece que "este producto, cuando se consume siguiendo las instrucciones dadas por páginas web, produce efectos adversos que pueden ser muy graves. El clorito de sodio, en solución acuosa y cuando se administra en las condiciones indicadas, se transforma en ácido cloroso que se degrada a dióxido de cloro. Todas estas sustancias tienen una acción oxidante fuerte, y su consumo directo en esas condiciones puede producir dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y metahemoglobinemia". Pero, aunque es obvia su peligrosidad, está temerario tratamiento ha llegado a Chile sin que ningún organismo regulador establezca un freno.
En redes sociales, particularmente en Facebook, existen grupos formados por quienes dicen ser padres de niños con autismo, que aseguran que esta condición causada por parásitos, gusanos, que se han alimentado del mercurio de las vacunas, que pueden ser limpiados o aniquilados gracias al tratamiento preconizado por “sanadores” que ofrecen un tratamiento letal que depura de estos parásitos, resolviendo el autismo. En realidad, tratamiento administrado es Dióxido Clorhídrico (lejía) o Agua Mineral Milagrosa, y se administra por vía oral o enema. Investigaciones realizadas en 2016 en Estados Unidos también denunciaron esta práctica para curar a los niños que no padecían solo autismo, sino también los que sufrían Parkinson. Esta práctica se vinculó en ese país con agrupaciones relacionadas con sectas.
El peligro del miedo y la desinformación
Muchas veces el temor y la desinformación llevan a los padres a cometer actos inapropiados, y uno de estos es darles lejía a los niños, o la MMS como la llaman sus seguidores, pensando que puede curar el autismo. En esta decisión se juntan muchos factores; en primer lugar, y dado que el autismo no se cura, se tiende a buscar vías o confiar en opiniones que les ofrezca a los padres esta posibilidad. En segundo lugar, existe una gran desinformación y pocos especialistas capaces de aclarar las dudas de los padres, por lo que ellos la buscan en todas partes, y a veces, la falta de asesoramiento les lleva a encontrar respuestas peligrosas, erradas o definitivamente falsas, que persiguen propósitos de lucro o de figuración personal.
Otra de las causas que llevan a los padres a recurrir a estas medidas, es que en el caso de los niños con autismo no se ha podido determinar la causa de la misma, si esta es de causa genética, ambiental o una mezcla. Además, hoy se habla de distintos autismos, lo que agrega en los padres mucha confusión.
Por último, está el tema institucional. Hay muchos países que no cuentan con las condiciones necesarias para tratar a estos pequeños, lo que lleva a los padres a estar confundidos y buscando respuestas terapéuticas. La terapia más adecuada, según los últimos avances, es la psicoeducativa, donde se trabajan y se ofrecen las herramientas necesarias para que estos menores desarrollen sus habilidades sociales, puedan mejorar su calidad de vida y progresen en su desarrollo. La combinación de falta de recursos, desconocimiento, falta de orientación profesional y de tratamientos adecuados y oportunos, hace proliferar todo tipo de ofertas de terapias que pueden llevar a tomar decisiones erróneas y, como en este caso, muy peligrosas.
Aun cuando el MMS está prohibido en Europa, no lo está en nuestro país y además es accesible a través de Internet, por lo que hoy salta a la noticia. Las autoridades conocen la situación porque las asociaciones de padres y las sociedades científicas denunciamos estos hechos, pero no se han tomado medidas reales para revocar la administración con publicidad de este producto que no solo pone en riesgo la salud de los menores sino que los responsables siguen ahí,afuera, engañando a padres perdidos y asustados.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 21 de cada 10.000 niños que nacen en el planeta padecen autismo, cifras que llevaron en 2008 a declarar el 2 de abril como el Día Mundial de este trastorno. En nuestro país se estima que uno de cada 100 pequeños en edad escolar sufre esta condición.
Los trastornos del espectro autista (TEA) son discapacidades del neurodesarrollo que tienen un origen biológico de tipo genético, aunque la ciencia y la investigación actual no ha determinado con exactitud su origen. Estos provocan que las personas que los padecen tengan un desarrollo distinto, debido a que su configuración neuronal es diferente. Los TEA son muy complicados de clasificar porque hay mucha variabilidad –ya que muchas veces pueden o no estar asociados a problemas de salud y otras a discapacidades intelectuales, y afectan tanto a la comprensión social como a la flexibilidad de comportamiento y pensamiento, reflejándose en las habilidades sociales, en la comunicación y en la conducta e intereses, que son muy restringidos. Normalmente, se identifican señales de alerta en el desarrollo de la persona con autismo entre los 18 y 24 meses de edad, aunque en muchos casos el diagnóstico no se realiza hasta edades más avanzadas. Son niños y niñas que poseen una comunicación e interacción diferente. Su juego simbólico es limitado y suelen repetir los mismos comportamientos.