¿CÓMO SABER SI UN NIÑO TIENE ALERGIA ALIMENTARIA?
Fuente: Diario Mi Hijo Ed.94Normalmente, el sistema inmunitario protege de los gérmenes y las enfermedades fabricando anticuerpos que ayudan a luchar contra las bacterias, los virus y otros organismos dañinos. El sistema inmunológico de los niños está muy protegido. Tanto, que desarrolla respuestas desajustadas frente a la ingesta de determinados alimentos.
Las alergias alimentarias ocurren cuando el sistema inmunitario comete un error al tratar cierto alimento como si fuera peligroso. Esto es lo que ocurre en cualquier alergia, sea a un medicamento, al polen o a un alimento, como por ejemplo el maní. Por lo tanto, la sustancia que desencadena la reacción alérgica no es perjudicial en sí misma, pero la manera en que el organismo reacciona ante ella, sí que lo es.
¿Qué es una alergia alimentaria?
Si un niño alérgico al maní se comiera un pedazo de pastel de chocolate cubierto de manís picados, los anticuerpos a un componente de los manís harían que su cuerpo liberara sustancias químicas en el torrente sanguíneo. Una de esas sustancias químicas es la histamina. Su liberación puede causar síntomas que afectan a los ojos, la nariz, la garganta, el sistema respiratorio, la piel y/o el sistema digestivo. Una persona con una alergia alimentaria puede tener una reacción alérgica leve o bien una reacción alérgica más grave. Y estas reacciones pueden ser inmediatas o bien aparecer varias horas después de comer el alimento.
Por lo tanto, es la reacción adversa del cuerpo a un alimento que se desencadena por un mecanismo inmunológico-alérgico que aparece de forma inmediata (rápido después de comer), o mediante una respuesta lenta (días después de la ingesta), o bien de manera mixta en que se mezclan ambos tipos de reacciones.
Para poder entender cómo parte una alergia alimentaria, es importante saber que la mucosa intestinal tiene dos funciones para filtrar lo que pasa al interior del organismo, funciones que son opuestas entre sí: por una parte, selecciona qué moléculas pueden ingresar al organismo porque son necesarias (nutrientes) y, por otra parte, tiene que rechazar aquellas sustancias que son dañinas (agentes infecciosos y tóxicos). En este “proceso de decisión” participan nuestro sistema de defensas, los órganos involucrados en la digestión y la mucosa intestinal como barrera selectiva. Su correcto funcionamiento determina una respuesta de inhibición del sistema de defensas, lo que llamamos “tolerancia”, frente a los alimentos de nuestra dieta.
Por otro lado, frente a moléculas desconocidas o peligrosas, el organismo reacciona mediante el desarrollo de una reacción de activación de las defensas del sistema inmune, que es la base de la alergia alimentaria. Debido a la gran cantidad de sustancias “extrañas” que están en contacto diario con la mucosa intestinal, es esperable que se cometan algunos “errores”, es decir, una reacción inmunológica de rechazo, de alergia, en contra de un nutriente, en vez de uno de tolerancia. Sin embargo, este sistema es muy eficiente por lo que, finalmente, solo muy pocas veces ocurre este “error” por lo que las alergias a alimentos son escasas y a unos muy pocos alimentos.
Alergias más frecuentes
Los niños pueden ser alérgicos a cualquier alimento, pero los más comunes son los siguientes:
- La proteína de leche de vaca y/o soya, que se puede traspasar al lactante a través de la leche materna cuando la madre consume lácteos (alimentos elaborados que contienen leche), y/o alimentos que contienen soya. Los bebés que toman fórmulas lácteas también pueden desarrollar alergia ya que casi todas se preparan a partir de leche de vaca.
- Con menor frecuencia, huevo, pescado, frutos secos, trigo u otros alimentos en que algunas proteínas de estos alimentos pueden llegar al bebé cuando la madre los consume.
¿Cuáles son los síntomas?
Una alergia alimentaria en el bebé lactante suele provocar una serie de reacciones, la mayoría relacionadas con problemas de la vía digestiva, pero en ocasiones también se acompaña de manifestaciones en la piel y respiratorias. Algunos de los primeros signos de que una persona puede estar presentando una reacción alérgica pueden ser el moqueo nasal, una erupción tipo urticaria que pica, o un cosquilleo en la lengua o en los labios.
Otros signos de este síndrome pueden ser presión en la garganta, ronquera o afonía, resuello o sibilancias (hacer "pitos" al respirar) y tos, además de una serie de manifestaciones digestivas como:
- Dolor abdominal (generalmente de tipo cólico o retortijones)
- Inapetencia
- Reflujo gastroesofágico
- Vómitos
- Diarrea
- Constipación
- Sangre en deposiciones
- Diarrea con mucosidad y sangre
- Falta de incremento de peso porque el intestino no es capaz de absorber los alimentos de manera adecuada.
Esta patología por lo general es autolimitada y mejora después de que, durante algunos meses, no se exponga al bebé a la proteína causante; en la mayoría de los casos cerca de los doce meses de edad. Menos frecuente, esta alergia está causada por un tipo especial de anticuerpo relacionado con las alergias, llamada inmunoglobulina E (IgE) y en estos casos los síntomas son similares (vómitos, diarrea, cólico intestinal), pero comienzan recién después de haber comido, y generalmente se asocian a síntomas respiratorios como rinitis y/o de la piel, como eczema. En general, este último tipo de alergia tiende a perdurar en el tiempo, y algunos pacientes permanecen sensibilizados por años o toda la vida.
En los casos más graves, las alergias alimentarias pueden causar una reacción llamada anafilaxia. Se trata de una reacción alérgica repentina y grave en la que ocurren varios problemas a la vez. Puede afectar a la piel, la respiración, la digestión, el corazón y los vasos sanguíneos. La tensión arterial puede bajar considerablemente, se pueden estrechar las vías respiratorias y se puede inflamar la lengua.
La gente que puede presentar este tipo de reacciones tiene que ser muy cuidadosa y necesita disponer de un plan de acción para responder bien en caso de emergencia, momento en que necesitará utilizar un medicamento especial para impedir que empeoren sus síntomas.
¿Cómo identificar una alergia alimentaria?
Ayuda mucho conocer la historia de la familia. La presencia de rinitis alérgica, asma o dermatitis en familiares de primer grado (padres y hermanos), es un elemento que pesa en la sospecha diagnóstica. Más aún, si uno de estos familiares tiene una alergia alimentaria, hace que la probabilidad de alergia alimentaria en el paciente aumente.
Por otra parte, es común que los bebés tengan cólicos, caquitas más líquidas y reflujo gastroesofágico. Estos son síntomas que con frecuencia se presentan en niños sanos, y poder diferenciarlos de las manifestaciones de una alergia puede ser un gran desafío para el médico. Por eso, es muy importante hacer un diagnóstico correcto de alergia alimentaria y no hacer un diagnóstico erróneo de alergia en un niño sano, dado que esto tendrá consecuencias en relación con los cambios de dieta, restricción de alimentos de manera innecesaria y un alto costo económico para los padres, lo que se suma a la mayor frecuencia de interrupción de la lactancia en estos niños.
A veces es fácil saber que un niño es alérgico a determinado alimento. Le puede salir una erupción o presentar otros problemas después de comer ese alimento. Pero otras veces, averiguar cuál es la causa del problema es mucho más complicado. La mayoría de las comidas contiene más de un ingrediente, de modo que, si un niño toma gambas con salsa de maní y tiene una reacción alérgica, ¿qué le estará provocando la alergia, los manís o las gambas?
Hay mucha gente que reacciona a determinados alimentos, pero que no tiene ninguna alergia. Por ejemplo, la gente con intolerancia a la lactosa tiene dolor de barriga y diarrea después de beber leche o comer derivados de la leche. Esto no significa que sea alérgica a la leche. No se encuentra bien después de tomar lácteos porque su cuerpo no puede descomponer los azúcares de la leche.
Si el médico cree que tu hijo podría tener una alergia alimentaria, probablemente tengas que consultar con un médico que se especialice en alergias, llamado inmunólogo. Este médico te hará preguntas sobre las reacciones que ha presentado antes y sobre el tiempo que suele transcurrir entre el momento en que come el alimento y la aparición de los síntomas (como la urticaria).
Es posible que el inmunólogo le haga una prueba cutánea (en la piel). Es una forma de comprobar cómo reacciona su cuerpo a cantidades muy reducidas del alimento que provoca las reacciones alérgicas. El médico usará extractos líquidos de ese alimento y probablemente de otros alimentos que suelen provocar alergias, para comprobar si reacciona a alguno de ellos. El profesional le raspará la piel superficialmente (será como un rápido pinchacito superficial) y dejará caer gotitas de extractos líquidos sobre el área raspada. Distintos tipos de extracto caerán en distintos puntos para que el médico pueda ver cómo reacciona su piel a cada una de esas sustancias. Si se forman unos granitos o habones rojizos que sobresalen en la superficie de la piel, significará que podría ser alérgico a la sustancia alimentaria del extracto.
Algunos médicos también extraen una muestra de sangre y la envían a un laboratorio para que la analicen.
¿En qué consiste el tratamiento?
El mejor tratamiento es la prevención. Esto lo facilitamos asegurando un correcto inicio de la lactancia materna, evitando el uso innecesario de fórmulas lácteas, a veces mal llamadas “maternizadas”, y manteniendo las vacunas y controles médicos en sus tiempos. Una vez instalada la alergia, el único tratamiento eficaz es la suspensión del alimento causante, lo que en los casos leves y moderados suele ser suficiente.
En general, en la alergia que no es mediada por IgE, se desarrolla luego tolerancia al alimento en cuestión, por lo que es posible -en la mayoría de los casos-, la reintroducción del alimento después de un lapso de meses o a partir de los 12 meses de edad, y en algunos casos, más tardíamente.
La alergia alimentaria no tiene un tratamiento de tipo farmacológico que haya demostrado eficacia, por lo tanto, se debe tener cuidado con el uso de medicamentos (aunque hay excepciones, en casos severos de alergia, y que deben ser revisados por los especialistas).
Finalmente, se va desarrollando poco a poco la tolerancia, mediante la introducción diaria y gradual del alimento, en cantidades muy bajas (especialmente para la leche de vaca y el huevo). Así, los niños llegan a tolerar cantidades variables de la proteína con desensibilización parcial, lo cual tiene como objetivo impedir la reacción alérgica grave en caso de ingesta accidental.
Plan de emergencia
Es posible que, por accidente, tu hijo coma o beba algo inadecuado por error. En estos casos, es importante seguir un plan de acción elaborado junto con el doctor, en el que se determina qué se debe hacer, a quién se debe informar y qué medicamentos se deben tomar en caso de presentar una reacción alérgica, especialmente si se puede provocar una reacción grave o anafilaxia. Puede que sea necesario poner de inmediato una inyección de epinefrina. Suelen ser envases de aspecto similar a un lápiz. Una vea inyectada la epinefrina, deberá acudir al hospital para mantenerle en observación y asegurarse de que la reacción está bajo control.