Sociedades médicas llaman a crear política pública de prevención de consumo de alcohol y drogas basado en evidencia científica
En inédito seminario destacados expertos nacionales e internacionales abordaron el programa “Juventud en Islandia”, que revolucionó al mundo y logró bajar drásticamente el uso de sustancias peligrosas en menores de edad.
A la actividad, que contó con la presencia de más de mil personas, asistieron el ministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza, y del subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows, quienes y valoraron el modelo preventivo.
La forma más efectiva de combatir el uso de alcohol y drogas entre niños y adolescentes depende de diversos ejes: una hora de tiempo familiar al día, incentivar actividades extra programáticas organizadas en los jóvenes y esperar por lo menos a la mayoría de edad para consumir sustancias peligrosas. Asimismo, la clave no es potenciar una “campaña del terror” contra la droga, no es el camino, pues para lograr un cambio es esencial el consenso social que abogue por entregar un mejor entorno a las personas.
Estas fueron algunas de las conclusiones de destacados expertos nacionales e internacionales que participaron en un inédito seminario donde se abordó el programa “Juventud en Islandia”, que revolucionó al mundo y logró bajar drásticamente el consumo de alcohol y drogas en menores de edad.
Durante el encuentro, organizado por la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe), Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia (Sopnia), y la Sociedad de Neurología Psiquiatría y Neurocirugía de Chile (Sonepsyn), expusieron la investigadora que creó este modelo, Inga Dóra Sigfúsdóttir; el ex Presidente de Islandia, Ólafur Ragnar Grímsson; el experto en salud pública y cofundador del Centro de Investigación y Análisis Social de Islandia, Jon Sigfússon; y la psiquiatra del Servicio de Prevención de las Adicciones de Tarragona (España), Patricia Ros, entre otros.
Se trata de un programa a largo plazo que, según su creadora, debe aplicarse como una política transversal y de continuidad, independientemente de las autoridades de turno.
Y el objetivo de este seminario que se enmarca bajo el nombre “Niños y Adolescentes libres de Alcohol y Drogas: un método comprobado para nuestros barrios”, es precisamente difundir una estrategia exitosa para prevenir el consumo de sustancias peligrosas. “Creemos que como país podemos aprender de quienes han tenido buenos resultados en el abordaje de este grave problema. Necesitamos tener una política de drogas responsable, con foco en la salud y basada en la evidencia”, enfatizaron los expositores de las sociedades médicas.
¿Por qué este modelo?
Esta es una experiencia que está siendo replicada en más de 30 países del mundo, cuyos logros en Islandia son elocuentes: en 20 años, la embriaguez en adolescentes se redujo de un 42% a un 5%, mientras que el uso de cannabis disminuyó de un 17% a un 3%.
El éxito se debe, entre otros factores, a la iniciativa gubernamental y social de fomentar el acceso a actividades deportivas, recreativas y culturales, dificultar el acceso a sustancias adictivas y alejar a los adolescentes de situaciones de riesgo, además de entregar competencias a los adultos responsables de cuidar a niños y adolescentes. A esto se suma el apoyo de campañas publicitarias orientadas a evitar el consumo de cigarrillos y el alcohol por parte de jóvenes.
De hecho, el ex Presidente de Islandia, Ólafur Ragnar Grímsson, impulsó en su país el “Día de Prevención”, con el que cada año se recordaba a los estudiantes la importancia de mantenerse alejados de estas sustancias peligrosas.
En Chile se necesita instaurar un programa pensado en y para los territorios (comuna, barrio), con evaluación periódica y frecuente para ir ajustándolo a los resultados que va mostrando. Y en este contexto, es clave la participación de los alcaldes, con sus equipos Senda, la Dirección de desarrollo Comunitario (Dideco), dirección de salud, de Educación, de Cultura, de Deporte y Recreación, y de Seguridad Pública, entre otros organismos del municipio, además de las organizaciones de la sociedad civil y la academia, sostuvieron las sociedades médicas.